jueves, 22 de noviembre de 2018

Comentario de Texto Resuelto


“En general, cada día me convenzo más de que el único remedio que se puede oponer a este mal (la propagación de las ideas liberales) que amenaza la tranquilidad interior de todos los estados, no puede encontrarse más que en un acuerdo perfecto entre todas las potencias, que deben reunir francamente todos sus medios y esfuerzos para ahogar por todas partes ese espíritu revolucionario, que los tres últimos del reinado de Napoleón en Francia han desarrollado con más fuerza y peligros que en los primeros años de la Revolución Francesa.”

Klemens von Metternich, 1817.

El presente ejercicio tiene por objeto ser un ejemplo adecuado de comentario de texto histórico para los alumnos que cursan 1º de bachillerato en la asignatura Historia del Mundo Contemporáneo.

Las líneas que son objeto de comentario forman parte de un discurso pronunciado en 1817, de manera textual, siendo los hechos históricos narrados contemporáneos a dicho discurso y por tanto el texto es una fuente primaria. Al ser un manifiesto político, se podría clasificar como un texto histórico – circunstancial, cuyo tema principal no puede ser otro que político.

El autor del texto es Klemens von Metternich, ministro de asuntos exteriores y primer ministro austríaco, mano derecha del emperador del Imperio Austro-Húngaro y principal coordinador del Congreso de Viena de 1815, acontecimiento muy cercano a las ideas del texto, como veremos.

En cuanto a las ideas recogidas en su manifiesto, Metternich destaca como idea principal la necesidad de que las principales potencias absolutistas del continente europeo se unan para evitar con más facilidad que alguna revolución destrone a cualquiera de sus monarcas. Desarrolla entre las ideas secundarias el terrible daño que la revolución francesa ha hecho, mencionando a su mayor enemigo, Napoleón Bonaparte. La necesidad de ayuda mutua y la tolerancia cero hacia la difusión de ideas relacionadas con el liberalismo político también forman parte de esas ideas secundarias.

Para llegar a entender cómo alguien de tan importante calado como Metternich hace estas declaraciones debemos remontarnos a los hechos que han propiciado las ideas vertidas en 1817. Y no pueden ser otros hechos que las revoluciones que se llevan a cabo a principios del siglo XIX (y finales del XVIII) contra los regímenes absolutistas y la desigual e injusta sociedad del antiguo régimen. En concreto, y por alusiones en el texto, hay que tomar como causa los estragos y los cambios que se producen tras la revolución francesa, que comienza en 1789, derrotando a la monarquía absoluta, pasando por la guillotina a Luís XVI y que termina con Napoleón tratando de expandir sus ideas liberales a través de conquistas militares por toda Europa, actuando de manera totalitaria en Francia, toda una contradicción.

Tras la caída de Napoleón y en perfecto contexto con nuestro manifiesto, se reúnen en Viena en 1815 las principales potencias absolutistas para sentar las bases de la restauración de la monarquía absoluta, no sin antes establecer las reglas del juego geopolítico en Europa, dando legitimidad divina a su corona y repartiéndose los territorios conquistados por Napoleón de forma equilibrada.

Además, acuerdan ayudarse entre sí en caso de levantamiento revolucionario contra alguno de ellos, en lo que se ha dado en llamar en la historia la Santa Alianza.

No pasó mucho tiempo para que este acuerdo se tuviera que poner en marcha. Fue precisamente en España donde en 1820, el general Rafael de Riego restituyó la Constitución de 1812 a través de un pronunciamiento, lo que le costó ser derrotado por los 100.000 Hijos de San Luís en aplicación de los acuerdos de la Santa Alianza.

Pero el descontento y la expansión de las ideas liberales eran imparables en Europa, sucediéndose ideas revolucionarias en los años cercanos no sólo a 1820, sino también a 1830 (acabando con el absolutismo) y 1848, cuando nació la II República Francesa. Movimientos liberales, obreros y nacionalistas surgieron por toda Europa para cambiar el mapa sustancialmente, dejando claro que el absolutismo era cosa del pasado.

Nuestra sociedad y los países de hoy en día son fruto de lo que ocurrió en aquellos tiempos. Nuestro sistema político parlamentario, la separación de poderes, o naciones independientes como la República Checa, Hungría o Polonia, le deben a estos sucesos su propia existencia y los historiadores le dieron la importancia que se merece estableciendo en esos momentos el nacimiento de la Era Contemporánea.

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