El conflicto se extendió por Europa en un clima de euforia,
pues ambos bandos creían que la guerra sería breve, si bien algunos dirigentes
atisbaron el negro futuro. Así, la noche que Gran Bretaña declaró la guerra, su
ministro de Exteriores Edward Grey fue profético: «Se están apagando las luces
de toda Europa, y no vamos a verlas brillar en nuestra vida». Igualmente, el
general alemán Helmuth J. von Moltke, en una carta a su canciller, calificó el
conflicto de «guerra mundial» y afirmó que las naciones se despedazarían y
destruirían «durante décadas la civilización en casi toda Europa».
El Periódico, edición digital, año 2014
“No estamos en contra del pueblo alemán, sino del despotismo
militar de Alemania. Debemos combatir para salvaguardar la democracia (...).
Resulta terrible lanzar a este grande y pacífico pueblo a una guerra, la más
terrible y desastrosa que jamás haya existido, puesto que en ella se ventila la
existencia de la misma civilización. Pero el derecho es más valioso que la paz,
y nosotros vamos a combatir por aquellas cosas que siempre han sido más caras a
nuestros corazones: por el derecho que tienen los gobernados a que se oigan sus
voces en el propio gobierno, por los derechos y libertades de las pequeñas
naciones y por una organización basada en el derecho, integrada por una cordial
alianza entre los pueblos libres, que ofrezca paz y seguridad a todas las naciones
y dé, finalmente, la libertad al mundo (...).”
Declaración del presidente Wilson en el Congreso de los
Estados Unidos (2 de abril de 1917).
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